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  • Foto del escritorDavid del Río

Las emociones: Cómo afectan nuestras vidas


Las emociones

Las emociones son una parte fundamental de la experiencia humana. Son nuestras reacciones psicológicas y fisiológicas a los estímulos del entorno que nos rodea, y pueden ser tanto positivas como negativas. Las emociones positivas, como la alegría, la felicidad y el amor, nos hacen sentir bien y nos motivan a buscar experiencias similares. Mientras que las emociones negativas, como la tristeza, el miedo y la ira, nos hacen sentir mal y nos motivan a evitar situaciones similares.


Existen muchísimas formas de clasificar las emociones. Una de ellas las divide en emociones primarias e innatas, y emociones secundarias o sociales.


Emociones primarias e innatas

Las emociones están presentes desde tu nacimiento, forman parte de tu proceso de adaptación y son universales, es decir, son independientes de la cultura en la que creces.

  1. Alegría: te brinda una sensación de bienestar, satisfacción y promueve la afiliación con los demás. Aparece ante una situación que te gusta o te hace sentir bien, y estimula los pensamientos positivos. La acción característica es reír.

  2. Asco: es el desagrado intenso que puedes sentir hacia algo que te parece repugnante. Genera rechazo y puede, incluso, asegurar tu supervivencia porque estimula la protección. Esta emoción puede causar tensión muscular, hiperventilación y dolor estomacal.

  3. Ira: es la irritabilidad o el enfado que provoca una función adaptativa de autodefensa. Surge ante la pérdida de algo que consideras que te pertenece o el daño que alguien te causa. En tu cuerpo genera hiperventilación, taquicardia y tensión muscular.

  4. Miedo: es el recelo o aprensión ante una amenaza o posible peligro (incluso imaginario). Esta emoción provoca angustia, inseguridad e incertidumbre, pero también es un mecanismo de protección. Cuando aparece en tu cuerpo se acelera el ritmo cardíaco, tienes tensión muscular y, en ocasiones, puedes sentir un dolor en la boca del estómago.

  5. Sorpresa: es el asombro que surge ante un evento inesperado. Puede causar desorientación por unos segundos mientras te adaptas a la nueva situación. Cuando esta emoción se presenta, la expresión facial incluye la boca y los párpados muy abiertos.‍

  6. Tristeza: te produce desdicha o infelicidad ante la pérdida de algo o alguien que realmente es importante para ti. Esta emoción produce reintegración, es decir, que seas consciente de eso que añoras, y provoca una sensación de duelo. El nudo en la garganta, la sensación de pesadez en el cuerpo, el dolor en el pecho y la necesidad de aislamiento son algunas de las señales.




Emociones sociales o secundarias

Aparecen después de las emociones básicas, como consecuencia de la socialización, y a medida que desarrollamos capacidades cognitivas. Entre ellas podemos mencionar:

  1. Culpa: aparece cuando sientes que has traicionado los valores que tienes como individuo y como miembro de una sociedad. En tu cuerpo se expresa con la aparición de un nudo en la garganta, la tensión en el estómago y/o en el pecho. Eso va acompañado de un pensamiento reflexivo y constante sobre un evento o situación que te hace evaluar los antecedentes y las consecuencias de la acción o decisión que tomaste.

  2. Celos: aparecen cuando sientes una amenaza de perder algo que quieres o sientes que te pertenece. A veces pueden demostrar inseguridad de ti mismo o falta de confianza. Esta emoción negativa alimenta en ti el resentimiento hacia una tercera persona presente en un triángulo relacional.

  3. Vergüenza: es la emoción secundaria que aparece cuando consideras que quienes te ven, o puede que lo hagan, serán testigos de un hecho o acción que perjudica tu apariencia o la de alguien más. Esto hace que te inhibas y evites ciertas conductas para que no recibas el rechazo o la burla de la sociedad.

  4. Orgullo: es una emoción adaptativa que aparece cuando estás muy satisfecho con lo que eres o lo que haces. Puede fomentar tu autoestima y seguridad. Sin embargo, cuando es en exceso, afecta negativamente tus relaciones.

  5. Placer: es una emoción positiva que se manifiesta cuando logras satisfacción. Va desde aspectos biológicos fundamentales, como comer, reproducirnos o dormir, hasta relaciones sociales más complejas. No obstante, hay que tener cuidado porque cuando hay excesos debido a acciones peligrosas como el consumo de drogas, puede suprimir la toma de decisiones de manera responsable.

Ambos tipos de emociones son normales, necesarias e importantes en nuestra vida. Nadie puede vivir todo el tiempo con emociones positivas y dejar de lado las emociones negativas. Tampoco está bien que te cierres a la alegría o el optimismo y solo te sumerjas en la tristeza y la rabia. Todo debe estar en equilibrio.

Si bien es cierto que el predominio de las emociones positivas son una señal de una existencia sana y feliz, también lo es permitirnos sentir en momentos específicos aquellas emociones negativas que aparezcan. Eso sí, con autocontrol, y sin dejarlas permanecer más tiempo del que merecen.



Recomendaciones para gestionar mejor las emociones

Algunas personas saben identificar y controlar sus emociones con mayor facilidad. Otras cometen el error de tratar de reprimirlas y les cuesta reconocer qué es lo que sienten. En la vida es importante que sepas conectarte con tus emociones, tengas empatía con otros individuos y que, además, desarrolles la capacidad de interactuar con todo lo que te rodea de forma adecuada y receptiva, pues esto mejorará nuestra calidad de vida y nos permitirá avanzar en nuestro desarrollo personal.


A continuación, te presentamos algunos consejos para que aprendas a gestionarlas mejor:

  1. Identifica lo más pronto posible tus señales emocionales. Piensa cómo te sientes, qué activa esa reacción y cuál es la intensidad.

  2. Localiza en qué parte de tu cuerpo sientes esa emoción. Puede ser en la garganta, en el pecho, en la boca del estómago o en alguna otra área.

  3. Ponles un nombre a todas las emociones. Si identificas más de una, intenta separarlas y etiquetarlas.

  4. No juzgues tus emociones. Sean positivas o negativas, debes aceptarlas.

  5. Busca qué originó esa emoción y por qué se encuentra allí.

  6. Dale a cada emoción y a cada momento la importancia y el espacio que merecen y aprender a regularlas. Algunas estrategias efectivas incluyen la meditación, la respiración profunda, el ejercicio y la práctica de actividades que te hagan sentir bien.

  7. Una vez superada la situación, termina esa emoción. Mantenerla por más tiempo del que corresponde solo te hará daño.

Reflexión final

Las emociones son parte fundamental de los seres humanos. Es importante reconocer y aceptar nuestras emociones, aprender a regularlas y encontrar maneras efectivas de manejarlas. Al practicar la empatía, encontrar actividades que nos hagan sentir bien y buscar apoyo emocional cuando sea necesario, podemos aprender a manejar nuestras emociones de manera efectiva y vivir una vida más equilibrada y satisfactoria.



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